
La logística de la postcosecha en uva de mesa es un aspecto al que pocas veces se le otorga la importancia que realmente tiene para la obtención de fruta de calidad al momento de su arribo a destino. Un adecuado manejo del proceso de postcosecha, desde el campo hasta su llegada a destino, podría reducir la deshidratación de los racimos en un porcentaje importante, lo que se evidenciaría en mayores retornos, no sólo por concepto de una mayor cantidad de kilos exportados, sino también por un menor pardeamiento del raquis.
Si bien por lo general existe un control y seguimiento detallado desde que la uva es recibida en la planta de proceso hasta que llega a su destino de exportación, hay una ventana de tiempo que transcurre desde que se cosecha el racimo hasta que este es recibido, ya embalado, en la planta de proceso, que habitualmente carece de un adecuado seguimiento y, por consiguiente, de trazabilidad. Medir, registrar y evaluar los datos obtenidos son recomendaciones esenciales que permitirán tomar las decisiones que correspondan para disminuir el deterioro y la deshidratación de la fruta: medir, en primera instancia, el tiempo de exposición de los racimos en cada etapa de la postcosecha y medir, también, las condiciones ambientales a las que están expuestos estos racimos en cada una de ellas, nos permitirá identificar los puntos críticos del proceso que requieren de alguna intervención.
Como la deshidratación es un fenómeno asintomático que no muestra evidencias hasta varios días después de haber ocurrido, sumar la medición de la pérdida de peso que sufren los racimos en cada etapa de la postcosecha permitirá tener una visión más acabada del panorama. Así, el registro y evaluación de esta información será una herramienta tangible y de fácil acceso que dará luces de las posibles mejoras que puedan hacerse en la logística, con el fin de obtener una mejor condición de los racimos.
Sebastián Johnson.
Ambos son valores variables tanto a lo largo del día como entre un día y otro, que, junto con la temperatura de pulpa de las bayas, permitirán predecir la ocurrencia de deshidratación en la fruta por medio del cálculo de la presión de vapor (PV). En conjunto, la PV de la fruta y la PV del ambiente que la rodea definirán el nivel de deshidratación que sufrirá la fruta. Para determinar la PV del entorno es necesario conocer tanto la temperatura como la humedad relativa (HR) del ambiente. La PV de la fruta, por su parte, se obtendrá conociendo la temperatura de pulpa y considerando una HR de la fruta constante de 100%. Para cada caso, los valores de T° y HR, mediante el uso de una tabla psicrométrica o de aplicaciones en teléfonos móviles, indicarán la PV correspondiente.
Valentina Vesely.
Calculada la PV del fruto y del ambiente, estas se comparan: el agua se desplazará desde donde este valor sea mayor hacia donde haya menor PV. Así, mientras la PV de la fruta sea menor o igual que la PV ambiental, matemáticamente no existirá deshidratación. Si, por el contrario, la PV de la fruta es mayor a la PV ambiental, entonces tenemos la certeza de que ocurrirá deshidratación y, en la medida en que esta diferencia sea mayor, mayor será también la deshidratación. De esta manera, podemos concluir que la mejor manera de controlar la deshidratación es igualando la PV entre la fruta y el ambiente, y esto se puede conseguir modificando alguna de las tres variables involucradas (o todas ellas): T° de pulpa, T° ambiental y HR ambiental.
Para conocer el poder deshidratante de un determinado ambiente se puede calcular, mediante una fórmula matemática, el déficit de presión de vapor (DPV), que indica la cantidad de vapor de agua que se requiere en un determinado momento para saturar la atmósfera. Esta herramienta permite comparar dos diferentes ambientes y conocer cuál generará mayor deshidratación en una misma fruta. En general, dependiendo de las condiciones ambientales, este valor fluctúa entre 0 y 4 kPa, pudiendo alcanzar mayores valores en condiciones de temperatura muy alta combinada con baja HR. En este caso, un menor DPV significará menor deshidratación de la fruta. Si este valor se mantiene en niveles cercanos a 0 kPa, la deshidratación será también cercana a 0.
Figura 1. Relación entre el déficit de presión de vapor (DPV) y la pérdida de peso observada en racimos de uva de mesa.
Para cuantificar la relevancia que tiene el déficit de presión de vapor sobre la pérdida de peso de los racimos, elaboramos, a partir de los datos arrojados por un conjunto de ensayos que desarrollamos esta última temporada, una gráfica que muestra el comportamiento de la pérdida de peso de los racimos frente a diferentes niveles de DPV. En la figura 1 podemos ver que, a niveles de DPV cercanos a 0 kPa, la pérdida de peso también es cercana a 0 y en la medida en que este valor se acerca a 3 kPa, la pérdida de peso observada será del orden de 0,2%/hora.
Figura 2. Déficit de presión de vapor (DPV) y pérdida de peso de racimos en un centro de acopio con humidificador (CH) y en un centro de acopio sin humidificador (SH), para uva de mesa var. Arra 29, Crimson seedless, Red globe, Superior, Sweet celebration, Thompson seedless y Timco.
Dado que la deshidratación es una respuesta a la interacción de la uva con su ambiente, el primer paso es identificar los puntos o etapas del proceso de la postcosecha por los que pasan los racimos. Dependiendo de cómo se realice el proceso, desde la cosecha hasta el transporte marítimo a destino, estas etapas pueden ser desde 5 (cuando campo, packing y planta de proceso se encuentran en el mismo lugar) hasta 10 (cuando estas tres fracciones se encuentran distanciadas): (1) cosecha, (2) acopio en campo, (3) transporte a packing, (4) recepción en packing, (5) paletizado, (6) transporte a planta de proceso, (7) recepción en planta, (8) túnel de prefrío, (9) cámara de producto terminado y (10) transporte marítimo.
Identificadas las etapas, es necesario medir la pérdida de peso que sufren los racimos en cada una y medir, también, el tiempo que la uva está expuesta en ellas. Con esta información se podrá cuantificar y proyectar la pérdida de peso que sufrirán los racimos en cada etapa y en el proceso completo, permitiendo identificar los puntos críticos de mayor deshidratación y, de esta manera, tomar decisiones que apunten a la mejora del proceso de la postcosecha.
Figura 4. Déficit de presión de vapor (DPV) y pérdida de peso de racimos en un patio de recepción de uva de mesa en un packing con humidificador (CH) y en uno sin humidificador (SH), para uva de mesa var. Arra 29, Crimson seedles, Red globe, Superior, Sweet celebration, Thompson seedless y Timco.
En base a lo anterior hemos desarrollado el concepto de “cadena de humedad”, que surge como respuesta al efecto que tiene el DPV sobre la deshidratación de la fruta y consiste en realizar un manejo a lo largo del proceso de postcosecha que aumente la humedad relativa del ambiente por medio de la humidificación en distintas etapas con el fin de disminuir la diferencia entre la presión de vapor de la fruta y la de su entorno, logrando, en consecuencia, reducir su deshidratación.
Figura 3. Centro de acopio de uva de mesa con sistema de humidificación.
Como los procesos productivos son diferentes en cada realidad, las condiciones ambientales son variables a lo largo de la temporada y las distintas variedades presentan una respuesta diferente, la invitación es a medir cada paso, calcular la deshidratación que se observa en cada etapa, identificar los puntos críticos y finalmente tomar decisiones en base a ello.
Todos los datos presentados corresponden a resultados de ensayos llevados a cabo por el departamento I+D de Proyectos Industriales Johnson (www.pij.cl), empresa líder en fabricación y asesoría en sistemas de humidificación para la postcosecha de frutas. En nuestro empeño de ser un aporte a la industria frutícola nacional seguiremos desarrollando estudios que nos permitan aportar con herramientas para mejorar procesos.