
La reciente investigación revela que los recubrimientos a base de fibras serían una alternativa económica, no tóxica y biodegradable que puede incrementar la longevidad de los alimentos y mejorar la inocuidad alimentaria.
Mantener la frescura de los alimentos, sobre todo frutas y verduras es fundamental no solo por temas estéticos sino también por temas de salud. Actualmente, con el objetivo de evitar posibles intoxicaciones, se suelen usar películas alimentarias antimicrobianas que requieren una gran cantidad de ingredientes activos.
Sin embargo, según un nuevo estudio publicado en Nature Food esta situación estaría a punto de cambiar y los recubrimientos a base de fibras serían una alternativa económica, no tóxica, biodegradable que puede incrementar la longevidad de los alimentos y mejorar la inocuidad alimentaria.
En la prueba de concepto realizada durante el estudio fueron utilizados aguacates y se pudo comprobar que el sistema tiene el potencial de redimensionarse para producir un envoltorio alimentario antimicrobiano de bajo costo y respetuoso con el medio ambiente.
Vale destacar que, la finalidad de este estudio era crear un sistema de envasado biodegradable y no tóxico, además de económico y sostenible. Teniendo en cuenta que las actuales películas alimentarias no cumplen todos estos requisitos al precisar grandes cantidades de ingredientes activos, y en muchas ocasiones no han logrado todos los objetivos.
Por ello, entrarían a jugar un rol relevante los materiales fibrosos, capaces de construir películas dada su alta relación superficie-volumen, capaz de liberar los ingredientes antimicrobianos de forma más eficiente. Esto implicaría reducir la necesidad de ingredientes, al tiempo que se minimizaría el daño a los mismos alimentos.
En ese sentido, los cinetíficos de la Universidad de Harvard, Kevin Parker, Philip Demokritou y sus colegas presentaron un sistema de alto rendimiento de hilado de fibras que permite la síntesis en un paso y el recubrimiento directo de fibras antimicrobianas en los alimentos frescos sin mayor tratamiento. «Se trata de fibras hechas de pululano, un polisacárido natural considerado como seguro por parte de la Foods & Drugs Administration (FDA) de los Estados Unidos, junto a aceite de tomillo y ácido cítrico».
Tal como lo destaca un artículo publicado por el portal El Español, para fabricar estas nuevas microfibras, los autores usaron un sistema conocido como «hiladura por chorro rotatorio enfocado (FRJS)», para poder fabricar fibras con agentes antimicrobianos de origen natural. Para recubrir los alimentos de forma directa, se usó agua como único disolvente, y el pululano como columna vertebral fibrosa. Con ese sistema, lograron producir envases sostenibles y seguros, y además efectivos contra microorganismos..