
Seis registros nuevos de esta especie para Colombia y cinco más no documentados en la Orinoquia son el resultado de un estudio realizado en los municipios de Arauca y Saravena.
Ximena González V.
Las moscas tefritóideas, o moscas de la fruta, son conocidas porque las hembras depositan sus huevos en los frutos, y al nacer, las larvas se alimentan de estos. Estas especies pertenecen a la superfamilia Tephritoidea, conformada por ocho familias diferentes.
En Colombia se han documentado 224 especies, distribuidas en 58 géneros; sin embargo, en los Llanos Orientales la información sobre estas es escasa.
Una reciente investigación adelantada de manera conjunta entre la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Orinoquia y la Universidad del Tolima, en los municipios de Saravena y Arauca, identificó 15 géneros y 27 especies de las familias Lonchaeidae,RichardiidaeyTephr
Tal como lo resalta un artículo publicado por la Agencia de Noticias Unal, entre los hallazgos más relevantes se encuentra el registro para Colombia de seis especies y cinco para la Orinoquia. Tales resultados, incluidos los registros antiguos, representan el 13,6 % de la diversidad del grupo para el país.
Vale destacar que, los hallazgos son un indicador de la biodiversidad de la región, en donde, por primera, vez se obtuvo información sobre la mosca de la fruta en la sabana del departamento de Arauca.
«En la región existe muy poco conocimiento sobre la diversidad para casi todos los grupos taxonómicos. Saber cuáles son las especies que habitan en un sitio y algunos aspectos de su ecología genera herramientas que permiten orientar estrategias para controlar el crecimiento de las poblaciones de especies de moscas”, destaca el biólogo Juan Carlos Agudelo, curador de la Colección Entomológica de la UNAL Sede Orinoquia.
En el mundo, las moscas de la fruta son conocidas por ser una plaga que afecta la agricultura, en especial los cultivos de fruta. Sin embargo, en los resultados de la investigación, las poblaciones identificadas no alcanzan el umbral de daño económico, por lo cual se podría afirmar que en la zona de estudio estas especies no se comportan como tal.
“Un requisito indispensable para que una especie se convierta en plaga es que haya una disponibilidad muy grande de alimentos, pero, en la Orinoquia no tiene grandes extensiones de cultivos de frutas”, dice el investogador y agrega que los hallazgos son importantes porque dan cuenta de la diversidad de la región.
Para el estudio y tal como lo destaca el mencionado artículo–se utilizaron dos ambientes: un huerto doméstico y un fragmento de bosque– se recolectaron 580 frutos, de los cuales brotaron 134 moscas adultas y 524 larvas. Durante el muestreo, en la naranja se halló mayor abundancia de este tipo de insectos. En el municipio de Arauca el mayor número de emergencias de animales adultos lo tuvo la guanábana.
“La elección de los lugares tuvo en cuenta huertas rurales asociadas con sitios poblados por las personas, ya que en la Orinoquia no hay un registro de plantaciones extensas de frutas”, dice el biólogo.
Agrega que “al ubicar la muestra en dos sitios esperábamos que se notara una diferencia para entender cómo estaba compuesto este grupo de moscas en Arauca y Saravena. En Arauca el paisaje predominante es la sabana inundable, y Saravena tiene una configuración de paisajes distintos”.
Para recolectar los insectos se instalaron cuatro trampas tipo McPhail (recipientes de vidrio o plástico que se usan para atraer a las moscas), a las que se les pusieron 200 ml de 10% de proteína hidrolizada de maíz y se colgaron en árboles de hasta 1,5 m de altura. Las trampas se revisaron cada siete días, se separaron las moscas y se preservaron en alcohol al 70%”.
Luego, un mes después, los investigadores recolectaron los frutos que estaban disponibles y que pudieran hospedar a las moscas de las frutas; estos se separaron por especie y se calculó el índice de infestación, es decir, el valor de las larvas que los infectaban.