Investigadora de la Universidad Nacional de Colombia evaluó la tolerancia del limón a diversos grados de humedad y su respuesta al estrés hídrico. Realizó 5 tratamientos de controles de riego con varios niveles de evapotranspiración de cultivo para establecer cuál de estos puede evitar un bajo rendimiento de los limones.
Un estudio de la Universidad Nacional de Colombia reveló que, sin controles de riesgo aptos tanto para las épocas secas como para las lluviosas, los cultivos del llamado limón sutil –común o criollo– son susceptibles a excesos de humedad en el suelo, lo que limitaría su crecimiento y cosecha temprana o tardía. Así lo destaca un artículo publicado por la Agencia de Noticias UNAL.
La investigadora al frente del estudio, Adriana del Carmen Celi Soto, doctora en Ciencias Agrarias de la UNAL Sede Palmira evaluó la tolerancia del limón a diversos grados de humedad y su respuesta al estrés hídrico.
Junto con las doctoras Liliana Ríos Rojas y Sara Mejía de Tafur, docentes de la UNAL Sede Palmira, la investigadora realizó 5 tratamientos de controles de riego con varios niveles de evapotranspiración de cultivo (ETo – pérdida de humedad y punto de partida para diseñar sistemas de riego) con el fin de establecer cuál de estos puede evitar un bajo rendimiento de los limones por exceso de humedad y compartir los datos con los agricultores.
Vale destacar que, los hallazgos de esta investigación, que se realizó en Manabí (Ecuador), podrían preservar la producción de este fruto, uno de los cultivos de mayor interés del país dado el auge de sus exportaciones a Rusia, Chile y otros países.
“En Manabí el consumo de limón es masivo por su uso en el arte culinario como en los ceviches y las limonadas, productos más conocidos en esta zona costera, especialmente en el municipio de Maconta, Valle de Portoviejo, en donde más se concentra la producción de limón en Ecuador”, resaltó Celi Soto.
En Colombia la producción de limón forma parte de la cadena de cultivo de cítricos que gestionan 20 de los 32 departamentos del país, entre los que se destacan Antioquia, Valle del Cauca, Risaralda, Caldas, Quindío, Santander, Norte de Santander y Boyacá, con cerca del 57 % de área sembrada, según cifras del Ministerio de Agricultura.
Tal como lo revela el artículo publicado por la Agencia de Noticias UNAL, las investigadoras trataron una parcela de árboles de limón sutil de una finca productora en Maconta (Ecuador), durante 2 periodos climáticos: uno seco (de agosto a diciembre) y otro lluvioso (enero a mayo); aunque el sistema de riego permaneció instalado en las dos épocas, en el periodo lluvioso no funcionó, posiblemente por saturación de agua.
Se utilizó un diseño de bloques completos al azar (BCA) conformado por los 5 tratamientos y los controles de riego del agricultor de la finca, con base en los siguientes grados de evapotranspiración del cultivo: 0,3; 0,5; 0,7 y 0,9 ET0.
Dos de estos cinco tratamientos están por debajo de la evapotranspiración de referencia que recomienda la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), que es de 0,7 a 0,85 y uno de ellos está por encima de esta sugerencia. A partir de ahí, calcularon los riegos programados diariamente mediante un software digital y con el apoyo de un miembro de la Estación Meteorológica más cercana al cultivo.
“Con él obtuvimos datos como temperatura máxima y mínima; humedad relativa; velocidad del viento; precipitación, luminosidad y demás factores del suelo; y cada cierto tiempo calculamos la demanda de humedad que necesitaba el cultivo. En función a este sistema se dio la cantidad de agua que necesitaba el cultivo, y la frecuencia de riego se estimó según las funciones de riego que realizaba el agricultor”, explicó la investigadora Celi.
De ahí, las expertas descubrieron que en época seca hubo un crecimiento precoz a cosecha en el tratamiento 0,3 ETo, sin alcanzar rendimientos satisfactorios en el cultivo de limón, es decir que sufre de estrés hídrico, mientras que con una ETo de 0,5 presentó los mayores rendimientos y bienestar en asimilación de dióxido de carbono, fotosíntesis y transpiración.
Frente a dichos resultados, la investigadora concluye que en cada fase fenológica (relación entre los factores climáticos y los ciclos de los seres vivos) el requerimiento de agua del limón es clave y puede cambiar.