
Con una inversión cercana a $2.500 millones, busca promover el cumplimiento de las nuevas normas que exigen diversos países y mercados sobre trazas químicas en productos agrícolas. La Unión Europea ya anunció el freno de importaciones ante cualquier exceso de químicos y moléculas
Ximena González V.
Los plaguicidas son necesarios en la caficultura para ayudar a elevar la productividad del cultivo, pero no pueden quedar trazas o residuos en el producto final por su toxicidad para la salud humana. Por ello, Almacafé, brazo logístico de la Federación Nacional de Cafeteros (FNC), inauguró recientemente su laboratorio de control de agroquímicos y ocratoxinas (ALAO), el primero en el sector y el cual ofrece análisis especializados en identificar trazas de plaguicidas y toxinas por hongos en el café verde, tostado o soluble.
El laboratorio, que tuvo una inversión cercana a $2.500 millones, permitirá cumplir con las nuevas normas que están exigiendo diversos países y mercados, como la Unión Europea, que ya anunció el freno de importaciones ante cualquier exceso de químicos y moléculas. Autoridades de diferentes países a los cuales se exportan miles de sacos de café al año, como Japón, regulan el contenido de estos compuestos (por ejemplo, clorpirifós).
“Estamos en proceso de acreditación final, pero desde ya se hacen análisis, y la meta es que para principios de 2023 ya podamos iniciar controles de químicos, como clorpirifós, que tanto se utilizan en las fincas cafeteras, y análisis de hongos (ocratoxinas) que se buscan controlar por seguridad alimentaria, sobre todo para cafés procesados, tostados y liofilizados, que algunos mercados también exigen”, dice Octavio Castilla Gutiérrez, gerente general de Almacafé.
Con un equipo de última generación, profesionales colombianos idóneos y metodologías internacionales acreditadas, el laboratorio realizará controles minuciosos para que el café que se exporte no contenga trazas de químicos que excedan los límites permitidos, de modo que el café colombiano atienda los requerimientos de cualquier mercado en el mundo.
De esta manera, este laboratorio mejorará la competitividad del sector cafetero en su conjunto, no sólo al garantizar la muy alta calidad del grano colombiano (con sus atributos sensoriales únicos), sino su inocuidad en términos de residuos de agroquímicos y ocratoxinas. En el mediano plazo, se espera ampliar este servicio a otro tipo de productos agrícolas, como frutas y cacao.
José Felipe Jaramillo Mejia, subgerente general de Almacafé, señala: “Hoy no solo el mercado de cafés, sino de cualquier tipo de productos alimenticios tiene cada vez mayores controles, tanto por regulaciones como por tendencias de mercado y exigencias de los consumidores ante la necesidad de una mayor inocuidad y seguridad alimentaria”.