
Un total de 10.002 toneladas de alimentos fueron recuperados durante 2020 en Chile por tres organizaciones dedicadas al rescate de productos comestibles de las cuales, el 62% de lo recobrado por dos organizaciones corresponde a frutas y hortalizas. Así lo indica un estudio de la Oficina de Estudios y Políticas Agrarias (Odepa).
De acuerdo a cifras de la FAO, agrega el informe, la pérdida y el desperdicio de alimentos en el mundo varía entre 20% y 45%, dependiendo del tipo de producto que se trate. El mayor porcentaje lo tienen las frutas y hortalizas, así como también raíces y tubérculos (45%). Le siguen cereales, pescados y productos marinos (30%), junto a los productos avícolas, lácteos, carne de vacuno, legumbres y oleaginosas (20%).
El reporte señala que en Chile hay tres organizaciones dedicadas al rescate de alimentos. Uno es la Red de Alimentos, creada en 2010 y rescata productos aptos para el consumo humano, así como también de higiene personal. Estos los distribuye entre organizaciones sociales entre ellas, hogares de niños y ancianos, colegios, comedores sociales, ollas comunes, agrupaciones territoriales. En 2020 recuperaron 8.800 toneladas de alimentos. De ellas, las que lo que corresponde a productos del sector agrícola son: frutas y verduras (17%), yogurt (7%), y legumbres y otros carbohidratos (4%); leche, probióticos (5%) además de carne y huevos (3%) y otros lácteos (2%). Los demás productos corresponden a bebidas (22%), jugos (15%), abarrotes (8%), agua (6%), snacks (5%), entre muchos otros.
Otra organización es el Banco Bío Bío Solidario creado en 2014 con apoyo de la Red de Alimentos que busca evitar el desperdicio de estos productos y recuperar aquellos que, por diversas razones, no se pueden comercializar pero son aptos para el consumo humano. Por ejemplo, frutas o verduras muy maduras o productos con fecha de caducidad cercana; envase abollado o con la etiqueta dañada. El reporte señala que de los 628.277 kilos de alimentos recuperados en 2020, predominan las frutas y hortalizas (45%), lácteos (21% ) y carnes (1%). A ellos se suman otros alimentos como pescados y productos del mar (11%), abarrotes, snacks (3%) y otros (26%).
En este caso, son destacables las tres vías a través de las cuales evita el desperdicio de alimentos: Rescate tradicional de alimentos (desde plantas productoras y centros de distribución de alimentos), Vega Solidaria (recolecta frutas y verduras desde locales de la Vega Monumental) y Cosecha Solidaria (recupera alimentos desde huertos de la región con la ayuda de voluntarios que los recolectan). Los productos donados por las empresas u organizaciones se almacenan en tres centros de distribución desde los cuales las organizaciones que los necesitan los retiren.
Durante la pandemia, el trabajo en estas tres áreas se ha visto complicado por la falta de voluntarios para rescatar las frutas y hortalizas desde la Vega Monumental, y realizar la cosecha solidaria de los productos que los agricultores quieren donar.
La tercera organización es el Banco de Alimentos Lo Valledor (integra el mercado mayorista de ese mismo nombre que se ubica en Santiago). A través de distintos mecanismos trabajan para recuperar frutas y hortalizas que aún conservan su valor nutricional para entregarlas gratuitamente a quienes no pueden comprarlas. Así actúan como un nexo entre los productores y locatarios del recinto y las fundaciones u organizaciones sin fines de lucro (inscritas previamente) a cargo de personas vulnerables en la región Metropolitana. También propicia la importancia de tener una alimentación saludable y el consumo responsable a través de iniciativas innovadoras y que promuevan cambios culturales.
En 2020 este banco recuperó 574.073 kilos de alimentos recuperados, equivalentes a 3,8 millones de raciones de frutas y verduras distribuidas entre 92 organizaciones que beneficiaron a 23.683 personas. El reporte de Odepa no detalla proporción de frutas y hortalizas recuperadas y entregadas pues varía según la época del año.
Continuar con esta tarea y elevar la cantidad de alimentos recuperados y donados, agrega el estudio, implica superar algunas barreras. Una es que las empresas que producen, importan o comercializan alimentos dispongan equipos y procesos internos para su selección y entrega lo más rápido y eficiente posible. En el caso de las organizaciones intermediarias, que desarrollen las capacidades para recibir, almacenar, transportar y distribuir los alimentos siguiendo altos estándares de calidad. También establecer sistemas de trazabilidad de la cadena de frío para asegurar la seguridad alimentaria de las personas. En este punto, el reporte señala que la barrera es “el financiamiento y los voluntarios que colaboran en estas actividades”.
Respecto a la logística y transporte, la distribución de los productos es un obstáculo transversal tanto para los productores, intermediarios y las organizaciones que requieren los productos. Así, sugiere involucrar a otros actores como empresas de transportes.
Para el sector público, precisa el informe, es posible participar en dos áreas. Una es la regulación, determinando requisitos y estándares de calidad en todo el proceso (entrega, acopio y distribución de los alimentos) para garantizar la inocuidad de los alimentos. La segunda, es mediante el desarrollo de políticas públicas o programas de apoyo a la donación de alimentos así como también promover el desarrollo de organizaciones que actúen como receptores o intermediarios de alimentos donados.
Para descargar el reporte “Los Bancos de Alimentos y su rol para reducir el desperdicio de alimentos”, aquí.
El detalle de del Proyecto de Ley que regula la distribución de alimentos aptos para el consumo humano, aquí.
Por ultimo, el reporte menciona la existencia de una moción legislativa presentada el 21 de julio de 2015 que plantea a las organizaciones sin fines de lucro (OSFL) la oblicación de donar alimentos no comercializables aptos para el consumo humano. El 5 de agosto de 2020, la propuesta fue aprobada por el Senado y pasó a segundo trámite en la Cámara de Diputados. Esta plantea tres puntos:
– Prohíbe destruir o desechar alimentos aptos para el consumo humano, perecibles o no , que han perdido su valor comercial por tres causas: embalaje fallado, dañado o defectuoso; cambio de la marca o etiqueta; razones estéticas, mala rotulación o cercanía a la fecha de vencimiento.
– Los fabricantes, productores, importadores, distribuidores y comercializadores deberán entregar de manera gratuita alimentos que se encuentren en las condiciones mencionadas anteriormente, y que estén dentro de un rango que asegure su inocuidad. Dicha entrega será a organizaciones receptoras certificadas de acuerdo a las exigencias establecidas, las cuales deberán disponer de la capacidad de almacenamiento, transporte y distribución así como el área geográfica en la que funcionarán.
– Las organizaciones a cargo de disponer de dichos alimentos, según lo establecido previamente, deberán suscribir un convenio con una o más entidades receptoras de alimentos certificadas.