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Cítricos

04 de octubre de 2018
Asesor internacional Marco Mattar

Las claves para ser competitivos en cítricos

Las claves para ser competitivos en cítricos

El asesor experto en frutales de hoja persistente, Marco Mattar, señala que la citricultura en Chile debe recuperar competitividad ante el crecimiento de otras zonas citrícolas del vecindario, esto es, aumentar los rendimientos por hectárea y mejorar la calidad de la fruta. Calibre y color son para Mattar los componentes principales de calidad desde el punto de vista de los mercados de las mandarinas. Para apuntar a estos tres objetivos postula como una excelente herramienta al portainjerto Citrus macrophyla, el que ha sido cuestionado, según el asesor, por actores de la industria con obsesión por los grados Brix.

Marco Mattar, asesor internacional en paltos y cítricos.

La citricultura en Chile comenzó orientada al mercado interno y en base a especies, variedades y zonas que luego han debido replantearse. Este proceso, según Marco Mattar, asesor internacional en paltos y cítricos, ha ralentizado el desarrollo de la industria citrícola chilena; lo que junto a errores conceptuales que se han sumado posteriormente, hoy inciden en que la industria citrícola, principalmente de la mandarina, no sea todo lo competitiva que podría ser. Entre los errores conceptuales menciona la obsesión por los grados Brix, así como al porcentaje de exportación como único parámetro de éxito productivo. A esto añade la concentración en cuanto a variedades y al desprestigio o incomprensión de herramientas que apuntan a superar algunas de las limitantes de las mandarinas en Chile. Por ejemplo, el portainjerto Citrus macrophylla.

UN REPASO DE LOS CAMBIOS DE RUMBO 

Cuando hacia finales de los años 90’ Mattar regresó a Chile luego de terminar un master en frutales subtropicales en España, se encontró que a nivel de la industria nacional solo se hablaba sobre naranjas. “Quedé sorprendido con el contraste porque en Valencia ya era aceptado por todos que el futuro estaba en el crecimiento del consumo de mandarinas. Sin embargo, acá todos apostaban a las variedades tempranas de naranja. Creo que eso se funda en que la citricultura en Chile nació para el consumo interno y no para la exportación, debido a que todas las variedades tempranas –que tomaban color-, se vendían bien en el mercado local. Incluso, cuando se hizo el giro hacia la exportación, se comenzó a hablar de naranjas para el mercado interno y naranjas para exportación”, recuerda el asesor.

En ese contexto se determinó que lo que necesitábamos para exportar eran naranjas con 13ºBrix. “Algo que no existe, pero como los chilenos somos tercos, comenzamos con restricción de agua en los huertos y se incorporaron portainjertos como Rubidoux, que lograban subir medio grado los Brix, pero con el gran inconveniente de que las plantas se morían por fusarium. Rubidoux hoy es un portainjerto que está saliendo del mercado. Es curioso porque así como se le ha hecho la guerra a Citrus macrophylla (Macrophylla), cuando se lo ha querido introducir al mercado, ahora no se habla de Rubidoux, como antes, en que se postulaba como la solución a los problemas de calidad de fruta. Así mismo, muchos de los que se oponían a macrophylla, ahora lo comienzan a usar”, declara  Mattar. Aunque nos aclara que Robidoux se alcanzó a usar poco en mandarinas.

 

RIEGO Y NUTRICIÓN EN CÍTRICOS

-¿Qué errores productivos son frecuentes en la citricultura chilena?

NUTRICIÓN: “Acá se tiene la idea de que los cítricos producen por sí solos. Es así que hoy día encontramos desde productores que fertilizan 120 unidades de nitrógeno por hectárea, hasta productores que aportan 350. Un rango enorme. Pero si se tiene 70 t/ha colgadas y hemos llegado hasta 100 en algunos huerto puntuales, claro que con 120 unidades no va a funcionar. Entre otros problemas, porque se va a quedar chica la fruta. Entonces piensan que el asunto a ese nivel no funciona y que hay que producir máximo 30 t/ha. Pero esto es deporte de alto rendimiento. A un deportista de alto rendimiento hay que nutrirlo al nivel de su alta exigencia. Tomemos como ejemplo a Michael Phelps en sus tiempos de campeón olímpico, cuando debía consumir 12.000 calorías diarias. Sin embargo, si no ganaba, el entrenador no le bajaba la alimentación a 6.000 calorías, que es lo que finalmente hacen con los árboles. Si no tienen la fruta que esperaban, les bajan la nutrición. No comprenden que el árbol se empieza a preparar para la siguiente temporada ya que, por la alternancia, es posible que hasta produzca el doble de fruta al año siguiente”.

RIEGO: “Para producir mandarinas de calidad hay que tener agua. Una hectárea en Quillota, por ejemplo, puede necesitar entre 12.000 y 14.000 m3. Sin embargo, el cítrico es tan noble que incluso produce algo con poco agua, pero una citricultura de alta calidad y productiva requiere de bastante agua. Lamentablemente, a fines de los años 90’, se puso de moda el riego deficitario controlado en cítricos, lo que ha sido un desastre. El objetivo de esa técnica era aumentar un poco los grados Brix y consumir menos agua. Llegaban a consumos de 6.000 – 7.000 m3, pero el resultado fue desastroso”.

EL GIRO HACIA EL CULTIVO DE MANDARINAS

Según el experto, cuando la industria finalmente se volvió hacia las mandarinas, quien encabezó esta nueva etapa, fue la exportadora Unifrutti. “Trajeron las plantas en contenedores desde España y plantaron todas las variedades de clementina disponibles en ese tiempo en el paquete español. Las evaluaron en huertos comerciales tanto desde el punto de vista productivo como desde el de la exportación y se limpiaron algunas variedades que funcionaban en España, pero que no resultaron aptas para exportar desde Chile. Así quedaron las clementinas Arrufatina, Clemenules y Oronules y así decantó y quedó tranquila la industria con las clementinas, porque luego vino la locura de la W. Murcott”.     

-¿Qué te parece esta suerte de boom de las mandarinas que se está viviendo, particularmente en el norte de Chile?

-Lo que me pone nervioso del boom es que estamos creciendo en una sola variedad (W. Murcott). Es como si la uva de mesa se hubiera desarrollado solo con Red Globe o solo con Crimson. Al mercado hay que abastecerlo por un período largo en base a diferentes variedades y en estos momentos Chile va en el sentido contrario. Nadie está apostando a las clementinas, por ejemplo. La verdad es que las clementinas que se producen en Chile son muy buenas y no hay discusión sobre eso. Entre las variedades que funcionan bien en Chile están, por ejemplo, Orogrande, Clemenules, Oronules y Arrufatinas. Están probadas en los diferentes valles y funcionan bastante bien. W. Murcott es una variedad muy productiva y muy cómoda de trabajar desde el punto de vista agronómico, pese a que no es la variedad más rica, la verdad es que se impone principalmente por la ventana en que se cosecha.    

-¿Existe una zona geográfica determinada para la W. Murcott?

-W. Murcott está plantada y produciendo desde Chiclayo, 800 km al norte de Lima, hasta la región de O’Higgins en Chile. Son varios miles de kilómetros de extensión. W. Murcott se adapta a todas las condiciones. Obviamente que funciona mejor en unas zonas más que en otras, pero es un híbrido, algo así como un quiltro que se puede mover por todos lados y se adapta bien en todas partes.

-¿Qué necesitamos para lograr una industria competitiva en mandarinas?

-Si queremos una industria citrícola competitiva, lo primero es desarrollar diferentes variedades. Ofertar en una ventana amplia, ojalá desde abril hasta septiembre, en base a distintas variedades. Pero, además, tenemos que jugar con varias alternativas de portainjertos para que no se nos venga toda la producción de golpe. O sea, si quieres adelantar la cosecha de W. Murcott, utiliza Macrophylla, para después continuar con Carrizo. Por ejemplo, un huerto de 50 ha de una sola variedad de mandarinas requiere de 250 personas, durante seis semanas, todos los días cosechando. Siendo que otra de nuestras grandes limitantes es la mano de obra. Por ejemplo, en la actualidad en el norte estamos desarrollando proyectos en base a tres variedades. En un mismo campo estamos plantando Oronules, para cosechar entre abril y mayo; Orogrande, para cosecha en mayo, junio y algo de julio; y Tango, para que no semille a las otras y para cosechar desde agosto y hasta fines de septiembre. Con este esquema logramos una ventana que va desde abril hasta septiembre.

 

W. MURCOTT TAMBIÉN EN PERÚ

“La W. Murcott es un híbrido y se adapta a muy diferentes condiciones agroclimáticas. Las clementinas, en tanto, son como la ‘niña bonita’ y son menos los lugares en que se puede producir. Entonces, W. Murcott también se está plantando masivamente en Perú. Si bien en Perú el nivel productivo es muy alto, pueden llegar a 120 t/ha y exportar alrededor del 60%. Desde el punto de vista del porcentaje de exportación, dato que importa mucho a los chilenos, se puede decir que es un fracaso, pero finalmente están exportando 60 t/ha. Eso es mucha plata. Esa es la forma de analizar el negocio”, dice Mattar. La limitante en el caso peruano no es el calibre, a diferencia de Chile, sino que el color.

DISCUSIÓN SOBRE PORTAINJERTOS PARA MANDARINO

-¿En casos como el del proyecto que mencionas en el norte, cómo es la estrategia con los portainjertos?

-A esa matriz de variedades incorporamos los portainjertos Macrophylla y Carrizo. Como son laderas de cerro, en la zonas altas, que son más calientes y cuesta más lograr color, plantamos sobre Macrophylla y en las zonas más bajas, donde el color se consigue más fácilmente, plantamos sobre Carrizo o podríamos haber usado C35.

-Si el terreno fuera plano y no tuviera limitaciones de suelo importantes, ¿con qué portainjertos te quedas si debes elegir uno?

-Ya sea con Macrophylla o con Carrizo puedo trabajar igual de bien. Pero Macrophylla me da la ventaja de mayor calibre, altas producciones y color. Podría poner todo sobre Macrophylla y no tengo ningún problema, considerando que en los huertos de W. Murcott sobre Macrophylla estamos cosechando con entre 11 y 12ºBrix. Los cítricos son muy flexibles y adaptables. Entonces, cuando se entra en la lógica de descartar herramientas de ante mano y se dice sin justificación, ‘eso no sirve’, estamos frenando y perdiendo competitividad.

-¿Al comienzo de la citricultura exportadora en base a mandarinas qué portainjertos se utilizaron?

-Se trabajó principalmente sobre Troyer y Carrizo, los portainjertos de moda a la época, fueron los más usados por mucho tiempo y se comportan de manera bastante estable. Derivan de Poncirus trifoliata, línea muy utilizada en EEUU y España. Después de eso, los viveristas pusieron de moda el C35, el que es más productivo que Carrizo. La verdad es que si vamos a huertos en que una misma variedad está sobre Carrizo y C35, pero no nos dicen lo que son, no vamos a ver la diferencia. Se supone que el volumen de la copa de C35 debiera ser más pequeño, pero no son más pequeños. Solo después se comenzó a hacer algo con Macrophylla, pero en base a información bastante errada.

-¿Cuál es el origen del portainjerto Macrophylla?

-Apareció en Murcia, en un valle con limitaciones de agua y problemas de salinidad, por lo que buscaron un portainjerto que se adaptara a esas condiciones. En ese tiempo se diferenciaban los murcianos y los valencianos y estos últimos decían que no iba a funcionar, algo que en cierta medida hoy se repite acá. Finalmente los murcianos desarrollaron la herramienta y solucionaron su problema. La de Murcia es una fruticultura que produce mucho menos que la de nosotros porque tiene muchas limitantes. Volviendo a Macrophylla, el portainjerto desarrollado en Murcia llamó la atención porque aun ante condiciones adversas de agua y suelo era capaz de producir más que otros en condiciones adecuadas de suelo y agua. 

-¿Cuál es la principal limitante productiva que buscas superar con Macrophylla?

-La principal limitante productiva de la mandarina W. Murcott en Chile es el calibre. Con ese fin, para superar ese problema, incorporamos el portainjerto Macrophylla a los huertos de varios de los productores a los que asesoro en Chile. Como resultado, logramos mejorar el calibre, pero además nos encontramos con la agradable sorpresa de que la fruta toma color 20 días antes –en campo-, en relación a Carrizo, por ejemplo. Esto es importante considerando que la W. Murcott no se puede desverdizar, por lo que por esa vía aumenta el porcentaje exportable.

-¿Ves alguna desventaja o circunstancia que desaconseje el uso de Macrophylla?

-Para mí la única desventaja de Macrophylla respecto de Carrizo o C35 es que cuando la fruta está madura en el árbol, la cosecha tiene que ser más rápida. A cosecha no se puede esperar tanto como con otros portainjertos.

-Hay quienes afirman que la mandarina producida sobre el portainjerto Macrophylla no se puede exportar…

-Esa es una gran falsedad que se va develando con el paso del tiempo. Ese tipo de afirmaciones se generan por repetición. Porque alguien lo dijo en España, luego acá se repite como una oración. Me parece que en esto lo importante no es discutir sobre lo que es mejor o peor, sino que lo que importa es tener una mentalidad competitiva. Si se mira desde un punto de vista global, los peruanos están creciendo, los argentinos, los uruguayos… Veamos la palta, nunca se pensó que los peruanos podían llegar a ser los segundos productores a nivel mundial y, sin embargo, hoy son los segundos y consolidados. Que haya gente que dice ‘a mí la palta peruana no me gusta’, eso da lo mismo. Si te la compran es porque vale. Nosotros todavía estamos en la etapa en que decimos, ‘Macrophylla no sirve’, ‘mi fruta es mejor que la de aquel otro’… eso nos hace perder competitividad.

 

CUÁNDO USAR MALLAS PARA EVITAR SEMILLAS

-¿Qué te parece el uso de mallas y en qué variedades o combinaciones de estas se deben utilizar?

-Por un lado, los peruanos exportan fruta con semilla y les pagan los mismos precios que nos pagan a nosotros. Por otro lado, es muy difícil que la W. Murcott se semille porque es un híbrido. W. Murcott semilla a clementinas, por ejemplo. Donde hay clementinas y W. Murcott, esta última no se semilla, pero la gente cree que sí y le pone mallas a la W. Murcott cuando deben hacerlos a las clementinas. Los limoneros tampoco semillan a W. Murcott. En Chile los que semillan a W. Murcott son las naranjas Valencia (RM y VI). Sin embargo, un aspecto importante es que a W. Murcott la semillan los brotes de portainjertos que no se eliminaron y que florecieron, Citrumelo, C35 y Carrizo. En muchos casos la gente le echa la culpa al vecino y no se da cuenta de que tiene los portainjertos brotados dentro del huerto. Eso hay que eliminarlo. Para el caso de las clementinas que son semilladas por W. Murcott, un gran acierto fue el desarrollo de la variedad Tango, que no genera semillas. En Chile Tango no ha pegado mucho porque no hay tanta necesidad ya que no es mucha la presión de semilla, como sí ocurre en Perú.

EL FUTURO ESTÁ EN PRODUCTIVIDAD, CALIBRE Y COLOR

“Para mí el negocio no está en los grados Brix y si a alguien le han pagado por los grados Brix hay que aplaudirlo. Si tengo una mandarina de precalibre con 15ºBrix y una mandarina de calibre 2 o 3, pero con 10,5ºBrix, se van a llevar la de 10,5ºBrix. Eso es seguro. Se les enfatiza mucho a los productores la importancia de los grados Brix, pero los huertos se pagan con fruta, no con buenas intensiones. Muchos citricultores están contentos porque exportan el 90% de 20 toneladas. Puede que hoy todavía logren algún retorno pero cuando el kilo valga 70 centavos de dólar ya no van a ganar plata”, advierte el experto.

El asesor considera importante que el productor chileno tome conciencia de que el precio de la mandarina a futuro puede llegar a los US$0,70-0,80 (70-80 centavos de dólar), ya que ese es el precio real. “Para eso es que debemos trabajar y para eso hay que conseguir tener volumen”, afirma Marco Mattar. En función de ese objetivo sugiere hablar de cajas por calibre por hectárea y no de porcentaje de exportación, como se acostumbra hoy en Chile.

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