La sensible pérdida de un nematólogo brillante

El destacado especialista en nematodos de la Universidad de Chile murió debido a un infarto fulminante. Su ausencia significa una gran pérdida para la docencia de su Facultad, para la investigación y para la agroindustria del país.

Equipo Redagrícola

El 11 de septiembre recién pasado falleció el nematólogo Erwin Aballay Espinoza, profesor del Departamento de Sanidad Vegetal en la Facultad de Agronomía de la Universidad de Chile, ingeniero agrónomo de la misma casa de estudios, doctor de la Universidad de Ciencias Agrícolas de Suecia.

Además de su labor académica, Erwin Aballay ocupaba el cargo de Director del Laboratorio de Nematología, al cual ayudó a convertir en una de las más importantes plataformas de apoyo a la toma de decisiones para el manejo y control de nematodos en viveros y huertos hortofrutícolas. Entre sus líneas de investigación se encontraba el manejo de nematodos fitoparásitos de importancia agrícola, control de nematodos en cultivos orgánicos y desarrollo de nematicidas. Entre sus numerosas contribuciones científicas, en los últimos años resaltan los trabajos orientados al uso de rizobacterias como agentes de control nematológico y los estudios sobre nematodos entomopatógenos, con énfasis en el conocimiento de la biota nativa del suelo. Su esfuerzo por lograr soluciones del menor impacto ambiental posible lo llevó incluso a patentar un producto biológico que hoy se comercializa con el nombre de Nemastop.

Asimismo desarrolló una importante actividad como asesor con empresas agrícolas, colaborando al desarrollo de la industria agroexportadora.

Junto con lamentar la pérdida que su deceso significará para la agricultura chilena, queremos expresamos nuestras condolencias a su familia, a su entorno personal, así como a quienes tuvieron el privilegio de compartir su espacio laboral y en la docencia.

“Era una persona súper ocupada, tenía mil proyectos por delante, mil compromisos, pero cuando uno se aparecía por su oficina, siempre tenía un minuto, siempre con una sonrisa en los labios, siempre tenía un momento para un café”, señala Marcela Escobar, exalumna que trabajó cercanamente con él.

Para Redagrícola fue un destacado colaborador, un profesional que contribuyó siempre con entusiasmo y generosidad en la entrega de sus conocimientos. También fue un buen amigo.