
Temperaturas que bordean los 25°C y humedad alta son el escenario ideal para que el oídio se propague en huertos de uva de mesa, y desde hace poco tiempo se ha reportado en huertos de avellano europeo. Para prevenir esta enfermedad, el azufre surge como la mejor alternativa, sobre todo en cultivos de exportación.
Lluvias sorpresivas en noviembre y el alza de temperaturas que llegan a medida que se acaba la primavera, son el caldo de cultivo perfecto para que se desarrollen hongos como el oídio en los huertos de la zona central y sur del país.
El oídio es una de las enfermedades más importantes que se presenta en esta época en las vides y está en directa relación a las condiciones climáticas que se presentan en esta época de primavera o primavera-verano, con temperaturas en torno a 25°C. Al aumentar las temperaturas y mantener aún la alta humedad, se van cortando ciclos de reproducción que llegan hasta cinco días, por lo que su control se vuelve esencial, antes de que afecte la producción.
“La única forma efectiva para prevenir la aparición de oído es la aplicación de azufre”, explica Juan Pablo Lasserre, Gerente de Fitosanitarios de Quimetal, sobre este producto disponible en distintas presentaciones, ya sea floable, mojable o en polvo.
“La decisión de cada aplicación o de qué producto y qué formulación aplicar depende de la época del año y de las condiciones climáticas, de si están aplicando con alguna mezcla de algún otro producto o de la capacidad o velocidad de aplicación”, comenta el experto.
Para contextos como grandes superficies, aplicar un azufre en polvo sería una opción mucho más rápida que aplicar azufre mojable o floable, ya que una máquina que aplica azufre en polvo puede cubrir cuatro hectáreas al día, contra una hectárea que cubre una máquina que aplica un pulverizado con un azufre mojable o floable.
La importancia del azufre para prevenir ataques de oídio recae en la capacidad de este elemento en atacar distintas partes al hongo, pero siempre es importante recordar que los azufres son preventivos, no curativos, por lo que es importante hacer las aplicaciones a tiempo y con una constancia tal de impedir la esporulación del hongo.
Otra de las claves es que el azufre no produce resistencia, a diferencia de otros productos frente a los que el oídio sí se vuelve resistente. “El azufre mojable o floable es una herramienta que se usa mucho en mezcla con productos curativos, porque así permite una vida útil más larga del producto curativo al impedir la resistencia del oídio hacia esas moléculas”, comenta Lasserre, destacando la posibilidad de una acción conjunta y virtuosa.
La importancia de una aplicación temprana se debe a que, en septiembre, cuando empieza el ciclo del oídio, este es de unos 20 a 25 días. Pero a medida que va avanzando la temporada, hacia fines de octubre o los primeros días de noviembre, el ciclo del oídio se va acortando llegando incluso a tener cinco días. Cuando la temperatura sube de los 30°C, comienza a disminuir el desarrollo del oídio. Ya en enero, con altas temperaturas y clima, decae el desarrollo del hongo.
Su desarrollo se da en sitios muy sombríos, boscosos, donde suele ser muy difícil llegar con los productos, por lo que es clave también acompañar la aplicación de productos como azufre acompañado de manejo culturales, como el deshoje para permitir el ingreso de luz y viento que seque los cultivos.
“En el cultivo de vides, de mesa y vinífera, cuando la planta está brotando y hay poco follaje, queremos mantener libre al huerto. Para ello, conviene usar un azufre floable o mojable, porque se va a adherir mucho mejor, pero ya cuando los brotes van de 15 centímetros hacia arriba, ya habrá un follaje importante, que permitirá que el producto quede adherido a la canopia y pueda proteger estos brotes”, explica Juan Pablo Lasserre.
Cabe destacar que los brotes nuevos son más susceptibles a ser infectados. Por lo tanto, es muy importante el uso adecuado de este producto para que siempre los brotes nuevos estén protegidos del ataque de los hongos.
En el caso de la uva de mesa, donde se deben aplicar varios insecticidas y fungicidas durante la campaña, en general, los productores aplican productos que pueden ser mezclados en el estanque, y por ello utilizan azufres floables o mojables.
Por ello es muy importante leer siempre las etiquetas y tener cuidado en mezclar el azufre con productos que sean compatibles. “En el caso de la producción de uva vinífera, hay agricultores que solo aplican azufre para controlar y lo hacen perfectamente. El 100% su control es todo con azufre, porque la rapidez de aplicación es tan grande que pueden llegar a aplicar todas las semanas sin ningún problema”, explica Lasserre.
De acuerdo al experto de Quimetal, lo ideal es partir siempre con una aplicación en yema hinchada, para que cuando empiece la brotación exista protección para la primera aparición del hongo para la temporada que viene. “Hay que seguir un poco el ciclo del hongo, en septiembre con aplicaciones cada quince o veinte días, pero a medida que vas avanzando en la temporada las aplicaciones deben ser cada siete días”, detalla y advierte que en uva vinífera se debe tener cuidado y dejar de aplicar treinta días antes de la cosecha, porque podría eliminar las levaduras para la fermentación del vino.
“Por ejemplo, y dependiendo de la zona, en la Región del Maule, se puede aplicar desde mediados de septiembre para empezar a racionar el uso”, comenta Manuel Labra gerente zona de Quimetal de región del Maule hacia el sur, complementando que los vinos blancos que se cosechan en febrero o primeros días de marzo, pueden llegar con aplicaciones hasta enero, mientras que los tintos, cosechados entre marzo y abril, se puede aplicar hasta febrero.
La principal característica del azufre es que no produce resistencia, y permite que otros productos químicos mono sitios no generen resistencia en el hongo. La resistencia se produce generalmente cuando los productos químicos atacan una sola parte de las células o patógenos, usualmente moléculas sintéticas, que se desarrollan para el control de patógenos, creadas en laboratorios.
“Las moléculas sintéticas están desarrolladas para atacar una sola parte del patógeno. Por lo tanto, al final el patógeno se va a defender y va a crear un modo de defensa porque la están atacando en una sola parte. Esa es la diferencia de los productos multi sitio como el azufre y el cobre, que están atacando varias partes distintas y el patógeno no es capaz de crear resistencia”, explica Lasserre.
“Hay que seguir las instrucciones y aplicar cuando es debido. Si tenemos agua corriendo, debemos esperar que se seque la canopia y después aplicar, así como usar con las frecuencias adecuadas, porque no es un producto curativo, es un producto preventivo”, complementa, sobre un producto que además de usa para el control, por ejemplo, de la falsa arañita de la vid, sobre todo en la época de diciembre y enero, cuando suben las temperaturas y los campos sufren de ataques. “El azufre ayuda a bajar la presión, porque es en ese ambiente de acidez que se produce es poco grato, es un ambiente hostil para todo este tipo de ácaros y ayuda a bajar la presión”, finaliza Laserre.
Control de oídio en avellano
A medida que las plantaciones de avellano crecen explosivamente en el sur de Chile, plagas y enfermedades que no se habían registrado comienzan a aparecer, y una de ellas es el oídio, que se presenta en huertos que suelen ser boscosos, por lo que su expansión al interior de los huertos se ha vuelto un problema.
Desde Quimetal han hecho ensayos con azufre y actualmente están a la espera de que el SAG autorice la extensión de etiqueta. “Si uno ve en noviembre o en los primeros días de diciembre un huerto de avellano, la cantidad de oídio que están teniendo es tremenda, y eso impacta en una disminución de producción y cosecha. Por eso nosotros nos estamos anticipando y haciendo ensayos con productos de uso orgánico, donde no hay ningún problema en caso de contaminación”, explica Juan Pablo Laserre, añadiendo que ha conseguido bajar la presión del oídio, así como de ácaros en el avellano europeo.
La humedad y las temperaturas permiten que el oídio prospere en estos huertos, pero también hay un impacto de ácaros en un avellano europeo, como el de la falsa arañita, que produce defoliación en el árbol.
“Al árbol le cuesta salir de la fase fotosintética porque no tiene hoja con este ácaro. Entonces ahí hay un tema que no es menor, y donde el azufre sí tiene un efecto sobre estos ácaros”, señala Manuel Lara de Quimetal, agregando la estrategia en avellano es realizar aplicaciones tempranas, desde la primera quincena de octubre, cada quince días repetir, y máximo tres aplicaciones totales. Si las condiciones son adecuadas para la enfermedad, hay que repetir, para evitar así la proliferación del hongo y finalmente para bajar la presión de este.
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Juan Pablo Lasserre,
Gerente de Fitosanitarios
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