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Metodología permite cambios oportunos en la estrategia de control

Monitoreo de botrytis y pronóstico de postcosecha en vides

Durante muchos años el control de Botrytis en uva de mesa se basó en el rigor de la aplicación de un programa preventivo-curativo, con el fin de asegurarse ante todo evento. En el fondo, era actuar sin saber si estaba dando resultados, arriesgando resistencias que tal vez volvían ineficaces algunas aplicaciones, y esperando no cometer un error cuyos efectos solo se verían cuando ya no tenía remedio. Hoy existen metodologías que permiten ir evaluando los resultados, cambiar la estrategia en forma oportuna si es necesario, incluir otras variables de manejo además de las aplicaciones y, eventualmente, redireccionar la fruta. Más aun, podemos llevar un registro de la evolución año tras año para generar un modelo adecuado a las condiciones de cada huerto.

04 de Diciembre 2017 Equipo Redagrícola
Monitoreo de botrytis y pronóstico de postcosecha en vides

Cecilia Ramos y Héctor García.

El ingeniero agrónomo, M. Sc., Héctor García y la fitopatóloga, Dra.(c), Cecilia Ramos, del laboratorio Diagnofruit, han desarrollado una metodología que permite efectuar un seguimiento completo a partir de floración, mediante distintos análisis, con el fin de categorizar fruta de alta calidad y buena postcosecha, que pueda ser vendida en cualquier mercado. Al mismo tiempo, posibilita obtener sustentabilidad a través de un registro histórico del huerto que da una base para las pautas de manejo no solo de Botrytis, sino de nutrición y otros factores intervinientes.

El sistema parte con el monitoreo inicial del nivel de colonización de Botrytis antes de la aplicación de plena flor y un análisis posterior a ella. Aunque las fechas difieren según zona y variedad, por lo general estas mediciones parten en la primera semana de noviembre.

LA FOTOGRAFÍA DEL ESTADO INICIAL DA EL PUNTO DE REFERENCIA PARA LA TEMPORADA

Los resultados en floración dan cuenta del estado inicial y muestran cómo se presenta la primavera, pero al mismo tiempo entregan datos sobre la sensibilidad de las poblaciones del patógeno a los fungicidas, con posibilidad de utilizar en el corto plazo. El servicio contempla la respuesta rápida de las poblaciones de Botrytis a seis moléculas: Fludioxonil, Iprodiona, Fenhexamid, Tebuconazol, Pirimetanil y Boscalid. Cuando hay motivos justificados, es posible agregar alguna otra.

La experiencia demuestra que en uva de mesa en Chile es improbable encontrar aislados de Botrytis sensibles a todas las moléculas. Lo normal, constatan los entrevistados, es que sean resistentes al menos a dos de los ingredientes activos referidos, con resistencias específicas o de tipo multidroga.

En uva de mesa –dice Cecilia Ramos–, hay una realidad basal de pérdida de sensibilidad de las poblaciones de Botrytis, por el uso intensivo y muchas veces indiscriminado de fungicidas. Eso hace que la Botrytis asociada a las vides esté bastante seleccionada. Así Botrytis cinerea, especie predominante por sobre Botrytis pseudocinerea, se comporta de manera distinta a la forma en que lo hace en otros cultivos con menor presión de selección.

El primer informe de colonización de flores por Botrytis se entrega a finales de noviembre, y antes de pinta el resultado de sensibilidad a fungicidas. Así, el programa de aplicaciones puede ser actualizado para adaptarlo tanto a la presión de la enfermedad, que varía de un año a otro (figura 1), como a las resistencias detectadas.

Figura 1. Frecuencias de colonización por Botrytis spp. en flores de uva cv. Superior en un huerto de Los Andes, temporadas 2016/17 y 2017/18. La presente temporada ha mostrado menor presión en flores de variedades tempranas, realidad muy distinta a la del año anterior (condicionada por precipitaciones y precocidad).

–¿Qué tipo de decisiones se toman?

–Cuando hay mucho riesgo –contestan García y Ramos– habrá que considerar una aplicación adicional, bajar la carga, ir con menos bayas por racimo; en síntesis, extremar los recursos de manejo de racimo. El productor o el técnico de la exportadora diseña una nueva estrategia ya no basada en supuestos sino en lo que está ocurriendo. Siempre hay una o dos moléculas que se empiezan a posicionar de distinta forma hacia la cosecha.

PROTEGER LAS MOLÉCULAS ES CUIDAR LAS HERRAMIENTAS DISPONIBLES

Las moléculas que más se repiten con pérdida de sensibilidad son Boscalid y Fenhexamid, debido a la frecuencia de su uso y características intrínsecas. “Es muy difícil no verlas presentes todos los años en un programa, a diferencia de Iprodiona o Pirimetanil, entonces el hongo se va adaptando para sobrevivir a ellas”, subraya Cecilia Ramos. Cuando el nivel de resistencia de uno de estos u otros fungicidas supera el 40% se requiere tomar medidas para protegerlo, reduciendo el número de veces que se aplica, por ejemplo. Puede dejar se utilizarse en periodos críticos tempranos, reservándolo para emplearlo hacia cosecha, de modo de descansar la molécula durante el desarrollo productivo. En casos en que la resistencia se dispara, se llega a suspender su aplicación. “Cuando tenemos un 100% de individuos resistentes a un grado muy alto, hemos definido con los técnicos no usar ese ingrediente activo en la temporada. Esa situación ha pasado, aunque en no más de dos o tres oportunidades”, apunta Héctor García.

Cuando la fruta alcanza alrededor de 13°Brix, más o menos un mes antes de cosecha, se comienza con los análisis de fruta, incluyendo contenido de nitrógeno (N), nivel de materia seca y su relación con los sólidos solubles, además de algunas pruebas de predisposición a hairline.

Detección y cuantificación de Botrytis cinerea y Geotrichum candidum en frutos de carozo, líneas de embalaje y sistemas de almacenaje por medio de PCR en tiempo real.

El control y prevención de Botrytis no se relaciona únicamente con las aplicaciones de productos, destacan los profesionales de Diagnofruit, sino también con los equilibrios de la planta. Una cosecha larga se vincula a los niveles de nitrógeno. Vides muy vigorosas tardan en madurar, lo que suele exigir más aplicaciones de fungicidas, y por otra parte la fruta con alto contenido de N tiene una mala guarda. Además, el desarrollo vegetativo producto de la adición de este elemento hace que el calcio migre hacia el follaje para suplir su mayor demanda, en perjuicio de la fruta.

 

ANÁLISIS EN OTROS FRUTALES Y PROYECTOS DE INVESTIGACIÓN

Análisis similares se pueden realizar para otras especies, como kiwi, durazno, cerezo, arándano. Y también con otros patógenos, como Geotrichum candidum, la pudrición ácida en carozos, o Sclerotinia sclerotiorum en kiwis. Algunos de estos servicios ya se prestan regularmente, en tanto que otros se encuentran en etapa de investigación y validación, como aquellos que utilizan técnicas moleculares.

–Estas tecnologías –sostiene Héctor García– han llegado y se han ofrecido sin aterrizarlas a nuestra realidad, sin validarlas. Hacerlas funcionar en laboratorio, aunque requiere cierto esfuerzo, no es un gran desafío. Proyectar los resultados para que funcionen a nivel de campo, para predecir y generar líneas de manejo es otra cosa. Nosotros trabajamos muy fuertemente el salto de la bioquímica a la agronomía para dar un servicio confiable.

En kiwi, por ejemplo, cuentan con el sistema Botmon (monitoreo de Botrytis), técnica original de la Universidad de California ajustada a las condiciones de nuestro país, que posibilita ya en febrero detectar si el fruto resistirá una guarda prolongada. Actualmente Botmon se aplica a un 30% del kiwi guardado en Chile, estiman los entrevistados.

–Hacemos una disección de kiwis, se siembra en un medio de cultivo y se ve el porcentaje de colonización de Botrytis. Si supera el 40%, el producto tiene una alta probabilidad de que a los 90 días la infección peduncular llegue a un 4 a 5%. Eso para el packing significa un gasto adicional sacando fruta y una pérdida importante. Simplemente son kiwis que debieron salir antes a la venta.

Entre los proyectos de investigación que se llevan a cabo por Diagnofruit con apoyo INNOVA-CORFO, está el desarrollo de un servicio de detección de G. candidum y Botrytis spp. en carozos y sus líneas de embalaje, principalmente duraznero y cerezo, a través de qPCR, y el uso de tecnología HRM para detectar variaciones del genoma, diferenciar distintas especies de patógenos, resistencia a fungicidas. Recientemente se inició un nuevo proyecto de detección de Verticillium albo-atrum para diagnóstico de muerte rápida de plantas de kiwi, enfermedad que ha impedido el desarrollo de variedades amarillas en el país. También participan en proyectos asociados, como con Abud y Cía. (FIA) para perfeccionar el uso de cubiertas plásticas, donde ellos estudian el efecto sobre patógenos como Botrytis y Pseudomonas y sobre la calidad de fruta, y con el Comité del Kiwi en el de monitoreo y seguimiento de huertos de este frutal. Además Diagnofruit posee un acuerdo de cooperación con Universidad Autónoma de Chile para el desarrollo y fortalecimiento de nuevos servicios y colaboración en recientes concursos adjudicados en el área agrícola adjudicados por esta casa de estudios.

DECISIONES VITALES PARA LA COMERCIALIZACIÓN DE LA FRUTA

Ya en la cosecha se vuelve a medir los niveles de colonización de Botrytis en bayas, para predecir su comportamiento postcosecha. Existen alertas asociadas a ciertos umbrales; por ejemplo, un 4% de presencia del hongo en la muestra de bayas de variedades blancas indica una alta probabilidad de problemas a los 45 días de almacenaje.

Considerando estos antecedentes se segregan las frutas de acuerdo a su condición y se decide a qué destinos irán.

En ocasiones también les solicitan revisar las líneas de packing para ver la carga de patógenos en un momento específico. Ello posibilita conocer, por ejemplo, la carga de inóculo antes/después del lavado o desinfección de las instalaciones y determinar si es necesario repetir o mejorar.

Generalmente se muestrea a nivel de cuartel. Dado que los costos no son menores, una práctica frecuente es tomar el cuartel con la situación más compleja y el que presenta menos problemas, de manera de conocer los márgenes entre los que se encuentra el huerto. Sin embargo, hay exportadoras que prefieren muestrear todas las unidades.

TENDENCIAS: MENOS NITRÓGENO, PLATÓ DE RESISTENCIA MÁS BAJO

El historial que se va generando con la información estandarizada año tras año, posibilita apreciar la evolución del campo. El último análisis antes de cosecha, cuando ya se han aplicado todos o casi todos los fungicidas, o sea se ha ejercido toda la presión de selección, entrega resultados que sirven de base para lo que se hará en flor al año siguiente. Los productores o exportadoras reciben un informe final con los datos acumulados en la temporada más un análisis crítico de los programas de fertilización y fungicidas.

Más allá de los resultados inmediatos de una temporada, lo que se observa al aplicar este sistema es una tendencia a disminuir la fertilización nitrogenada.

–Huertos que aplicaban más de 100 unidades (U) de N/año hoy están en cero –acredita Héctor García–. Antes uno miraba el estatus de la planta en función de los análisis foliares, siguiendo los estándares norteamericanos, australianos o italianos. Pero nuestra realidad es diferente, necesitamos que la fruta dure un largo periodo. Y la fruta acumula mucho N, de modo que ese nutriente debe estar lo más ajustado posible.

Los análisis comprueban que en Chile es muy difícil ver deficiencias de N. Por el contrario, los problemas suelen darse por exceso, dado que los suelos vienen con un historial muy alto de ese elemento. El efecto guano contribuye mucho a dicha situación.

–Además el agua de riego trae diversas fuentes de nitrógeno –continúa el director del laboratorio– En Peumo se han calculado 60 U de N solo por el agua y en Huelquén hemos llegado a calcular 45. Hay que generar un círculo virtuoso. Menos N implica menos podas, especialmente en variedades vigorosas como Crimson u otras, pero siempre se debe monitorear.

En cuanto a botriticidas, si bien bajo condiciones muy favorables se ha dado el caso de hacer una aplicación menos en la temporada, se trata de una excepción. El margen en uva de mesa es muy restringido y tampoco se dispone de un gran número de moléculas. Lo que sí a veces se hace es reemplazar un agroquímico por otro más “blando” o por un control biológico. En años de mucha condición para Botrytis, como podría ser este, no nos arriesgamos” recalca García.

Los beneficios vienen del lado de la eficacia en el uso de las herramientas. Al detectar resistencia a moléculas en un huerto recién incorporado al sistema de análisis, los especialistas preguntan por los programas de temporadas anteriores. Comúnmente existe una asociación a aplicaciones repetidas más de tres veces en un mismo año.

–Tuvieron que repetir, se les alargó la temporada… Entonces terminaron con poblaciones súper resistentes –explican ambos interlocutores–. Un avance importante es estabilizar la susceptibilidad, que no se escapen poblaciones resistentes. Partimos arriba, con muchos individuos resistentes y bajamos a un plató de niveles moderados, manejables; cero individuos resistentes no vamos a tener. Infecciones de flor de 40% se reducen a 10% y se trabaja sobre este último porcentaje. Las cifras solo vuelven a subir cuando hay precipitaciones, por ejemplo. En ese caso se puede hacer un remuestreo y diseñar un nuevo programa sobre la base de datos reales.

Por otro lado, conocer lo ocurrido con anterioridad es relevante porque cada huerto se diferencia de los otros en su capacidad de soportar niveles de Botrytis, debido a los mencionados equilibrios.

Figura 2. Modelo de trabajo para uva de mesa.

¿ES NEGOCIO? VALORACIÓN DE LOS RESULTADOS

En relación al precio, un monitoreo de flor a cosecha con todos los análisis, para una unidad base de 25 hectáreas o 5 cuarteles, tiene un valor entre US$70 y 80 por hectárea, precio que incluye los muestreos.

Por economía de escala, los costos se reducen al abarcar superficies mayores. Por lo tanto normalmente las exportadoras actúan como canal para agrupar sus predios y los de productores asociados. Entre las que ya han probado la metodología se encuentran Frusan, Dole, Subsole, Pentafarms y Del Monte.

–¿Qué tan buen negocio resulta la inversión?

–Te voy a dar un ejemplo –argumenta Héctor García–: la primera exportadora que llegó a trabajar con nosotros lo hizo porque estimaba pérdidas de un 30%, considerando los niveles de rechazo o de reclamos por fruta blanda, pudriciones, que hacen bajar considerablemente los precios. Perdían posibilidades de llegar bien a China y debían desviar su fruta a EE.UU. Y si eliges mal y envías a China un producto en condición desmejorada, la marca sufre, quedas desprestigiado. Nosotros ayudamos a evitar ese error, no solo señalando la fruta que no debe ir, sino avisando a tiempo para cambiar ciertos manejos. Por ejemplo, podemos sugerir un manejo moderado del anhídrido sulfuroso cuando hay mucha susceptibilidad a hairline. Otro efecto muy claro te lo describo a través del siguiente ejemplo: si aplicabas 120 U de N al año y hoy te ajustamos a 20 y mantienes rendimiento y generas mejor fruta, tus utilidades aumentan por menos costos de producción y mejores precios de venta de tu producto.

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